viernes, 8 de noviembre de 2013

DIARIO DE... SEXTO DÍA DESPUÉS DE LA GRAN CAGADA


(y 2ª parte de la biología, 1 de noviembre de 2013)

Suena el despertador, un nuevo día de estreñimiento despierta ante mi.

El tamaño y la dureza de mi barriga empiezan a ser de proporciones bíblicas. Barriga de cervecero y tirantez de globo de feria, pienso. No soy capaz de verme los pies ni bajo las mantas ni sobre ellas. ¿Me levanto o me dejo caer?. Opto por la primera opción, con la segunda sería imposible de recuperar la verticalidad.

Hace días que decidí ingerir solo líquidos, pero hoy no tengo el cuerpo para nada y salgo de casa un cuarto de hora antes para llegar a tiempo a trabajar. Ultimamente los metros eran kilómetros y los kilómetros millas.

En el trabajo los compañeros ya no me miran a la cara y las risas son generalizadas. Hijos de puta, les digo. El estres y la ansiedad no entran en mi y al salir del vestuario decido tomarme una “relaxing cup of café con leche” en la máquina de café. Un sorbo, otro sorbo. Comienzo a apurarlo y... el efecto es inmediato. El verdugo comienza su trabajo de manera eficaz y profesional. Salgo perdiendo el culo... tengo que volver a por él y salgo cagando leches. Las luces se difuminan, las caras se estiran, el mundo se aplana, el tiempo es oro.

Llego al tigre, culo frio, tobillos calientes. En el tiempo que se creo el universo yo no creo una mierda. Mis ocho metros de intestino, desde el delgado al grueso, se estiran y se encojen como las tripas de Jorge. Sudo cubitos de hielo y pido un cubata.

Quince minutos depués la faena concluye.

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