miércoles, 9 de abril de 2014

Crónica W (071): "Con la muerte en los arpones"


4 de ABRIL de 2014

Tras una denuncia interpuesta contra Japón por parte de Australia y Nueva Zelanda en el 2010, el tribunal Internacional de Justicia ha dictado una sentencia por la cual queda prohibida la caza de ballenas en el Antártico. El país nipón realizaba esta tarea amparándose en un acuerdo por el cual tenía permiso para ello con fines científicos. Cabe destacar que los primeros años no tenían en cuenta el tamaño de las tres especies de cetáceos a la hora de atraparlos. Pero tras esa maniobra de distracción, decidieron escoger los más grandes y además incluyeron dos especies más. Haciendo un seguimiento de las capturas, resulta que terminaban en las mesas de muchos restaurantes. Curiosa manera de estudiar a estos mamíferos. ¿Cómo estudiarán al ser humano en Japón?

 En los últimos 20 años han sido capturados 10000 ejemplares. Ya de por sí sufren de la acción indirecta del ser humano, que está diezmando la población, a causa de la contaminación marítima en forma de plásticos, los cuales ingieren como si de plancton se tratara. No son capaces de digerir esta materia inorgánica y acaban muriendo con el tiempo.

Organizaciones ecologistas como Green Peace hace años y últimamente más fervientemente Sea Sepherd, han denunciado estos hechos y han hecho un marcaje férreo a los balleneros para impedir las capturas. Hemos podido comprobar cómo se han jugado la vida en su afán de impedirlo. Se han vivido auténticas batallas campales en mitad del océano donde ambas partes han hecho uso de todos los medios posibles a su alcance.

Quiero pensar que esta sentencia será de aplicación obligatoria y vinculante. Todos sabemos cómo son tratadas por parte de los países afectados a la hora de aplicarlas. Por suerte el consumo de carne de ballena ha descendido vertiginosamente los últimos años. Parece ser que la población se ha ido concienciando de la necesidad de preservar y de cuidar a estos animales.

Se ha dado un paso importante hacia adelante, pero aún queda camino por recorrer. Existen otros países con la misma costumbre culinaria, como son Noruega e Islandia entre otros, que realizan capturas a menor escala. Ojalá entre la presión internacional, la presión ecologista y el propio mercado, eliminando este producto del menú, sean capaces de terminar con esta sangría y este hermoso y magnífico animal no desaparezca de nuestros mares. Se abre una puerta a la esperanza para todas las ballenas. Zorionak…

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